La novela policial, policíaca o detectivesca es un género literario que se encuentra ubicado dentro de la novela. En este género, el protagonista es un detective que sigue las pistas con el fin de revelar la causa del crimen, robo o chantaje mediante la observación, el espionaje y la intuición.
Al inicio se basaba en los hechos de la investigación y el detective, pero se dio una evolución en la que se narraba o describía las raíces, y la vida cultural y social del delincuente.
En este tipo de literatura la investigación del detective siempre es efectiva, nunca falla; por esta razón las novelas policíacas no pueden hallar crímenes perfectos.
ORÍGENES Y ANTECEDENTES
La novela policíaca se desarrolló principalmente durante los siglos XIX y XX. Al principio no fue muy aceptada, incluso se le llegó a llamar "literatura barata" o "subliteratura"; debido a que el crimen era considerado un tema antiestético y que no poseía fundamento moral ni artístico.
Algunas novelas góticas o de horror que dieron origen a este tipo de novela fueron El monje (1796) de Matthew Lewis y Frankenstein (1818) de Mary Shelley.
La narrativa policial tiene tres momentos:
- En sus comienzos, el interés se centraba en el argumento, en tanto que la trama se aclaraba mediante el método deductivo. Así se cultivó hasta 1930.
- Más tarde, el centro de interés varió hacia la explicación psicológica de los hechos y en el comportamiento de los personajes.
- Desde hace algunas décadas, el estilo es mucho más realista y violento. Los crímenes tienen razones concretas; la trama mezcla intriga, espionaje, violencia e incluso sexo, y las innovaciones científicas están al día.